domingo, 23 de noviembre de 2014

CONCEPTOS. DEWEY Y LA PEDAGOGÍA PROGRESISTA


DEWEY Y LA PEDAGOGÍA PROGRESISTA



La pedagogía progresista desarrollada por John Dewey en EEUU supuso una gran renovación de los métodos educativos de principios del siglo XX, hasta el punto que sigue siendo aplicado en muchos centros estadounidenses a día de hoy, pese a las fuertes críticas recibidas por parte de los conservadores fundamentalistas.

El método de Dewey presenta claras ventajas respecto al sistema de educación tradicional: se trata de un método autodidacta, donde el alumno desarrolla desde pequeño sus propias capacidades físicas, emocionales e intelectuales guiadas en todo momento por el docente, ya que su plena implicación supone un declive en el desarrollo. Este aspecto nos recuerda a Montessori, y hace plantearnos la siguiente cuestión: ¿fue Montessori una influencia para Dewey o ambas propuestas pedagógicas llegaron por separado a similares conceptos?

La idea del docente como guía implica que ha de ser una persona muy capacitada ya que asume una tarea difícil que exige tiempo, esfuerzo y dedicación, lejos del mecanismo; ha de ser capaz de idear actividades que interrelacionen la vida cotidiana de cada alumno, la sociedad y los conocimientos que sean vitales para su futuro. De este análisis surge la pregunta, ¿Tenemos en la actualidad docentes suficientemente implicados para asumir esta tarea? ¿Es más “cómodo” para ellos impartir una educación tradicional?

Una crítica que ha recibido el método es que el docente puede manipular a los alumnos conduciéndoles hacia donde él quiera. Pero, ¿no existe más manipulación en la educación tradicional? Es en la educación progresista donde el alumno llega a sus propias conclusiones, dejando de ser el recipiente vacío a llenar por el docente con lo que él considera verdad absoluta.

Una cuestión que se plantea tras el análisis del método es que puede llegar un momento en que el alumno sepa más que el docente. ¿Qué ocurre en este caso? La respuesta es sencilla, es una muestra de que el método funciona y el docente tiene que seguir motivando al alumno, guiándole para que siga profundizando en estos temas.

Por otro lado, la metodología de Dewey no habla de asignaturas sino de ocupaciones, actividades funcionales ligadas al medio social del alumno, en torno a la madera, alojamiento, ropa, alimentación,… La práctica de estas actividades hacía que los alumnos se fueran interesando poco a poco en las materias de estudio como la historia, la ciencia,… Para llevar a cabo esto, comenzaban con actividades que fueran más cercanas y familiares, para ir avanzando poco a poco, de forma natural. La educación actual no respeta las culturas locales, ya que invade culturalmente al imponer contenidos que no siempre se relacionan con el alumno y su medio social.

La pedagogía de la acción de Dewey se define como práctica. Está claro que cuando el aprendizaje es más activo, la retención de lo aprendido es mayor. Hoy en día es tanta la información que resulta imposible aprenderla. Esto lleva a que es más importante formar a alumnos que sepan buscar esa información y filtrarla para ser capaces de dar respuesta a los problemas que se les plantean.

Aun cuando está demostrado que el método Dewey da buenos resultados en la educación, sigue sin ser una práctica habitual en las escuelas españolas hoy en día ¿Cuál es la causa? El motivo es claramente político. Vivimos en una sociedad en la que, tristemente, el gobierno desea crear personas rutinarias, poco propensas al cambio, frente a la posibilidad de crear personas inteligentes, con espíritu crítico, ya que éstas son capaces de pensar por sí mismas, de cambiar la sociedad y es algo que no beneficia al gobierno. Por otro lado, la aplicación de este método supone una mayor inversión económica en educación, y nos encontramos en una situación en la que el gobierno sólo “ofrece” recortes en temas educativos. En definitiva, se trata de métodos ignorados por la política actual ya que tal vez, no interesen los cambios hacia una educación comprometida con una sociedad más justa e igualitaria.

Por otro lado, problemas actuales como el fracaso escolar o la insatisfacción laboral podrían ser solucionados con este método, ya que su aplicación implica la libertad de elección del alumno hacia aquello que realmente le motiva, y que le permita dar lo mejor de sí mismo y ser feliz con lo que hace porque es lo que le gusta y no lo que le han impuesto. En la actualidad, muchos alumnos pasan su etapa escolar sin saber qué es lo que realmente les gusta o de qué son capaces, ya que se han visto obligados a tratar una serie de materias de forma general, nada personalizadas, y con un sistema memorista acumulativo de conocimientos (sistema que no fomenta la investigación ni las nuevas ideas y que tiende a perdurar muy poco en su cabeza debido a la falta de interés que despiertan los temas estudiados e impuestos). Si se les diera a los alumnos la capacidad de elegir lo que les gusta y motiva los resultados cambiarían considerablemente: nos encontraríamos con una sociedad motivada por aprender, autodidacta en el aprendizaje ya que si algo te motiva buscarás aprender más de ello y como consecuencia formaría a personas felices e ilusionadas con su trabajo.

Hemos de ser conscientes que la base de la sociedad, el progreso y el cambio está en las aulas, y que es ahí desde donde se debe comenzar a actuar.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Luzuriaga, L. (Trad.) (1977). Mi credo pedagógico. Teoría de la educación y sociedad. John Dewey. Centro editor de América Latina, Buenos Aires. Recuperado de http://www.fceia.unr.edu.ar/geii/maestria/TEMPORETTI/Dewey_Mi_credo _Pedagogico.pdf

Santos, M. (2011). Limitaciones de la pedagogía de John Dewey. Universidad de Granada. Bordón 63 (3) 121-130. Recuperado de dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3712078.pdf

Molinero, R. (2008). John Dewey y su influencia en la pedagogía actual. Revista digital Enfoques Educativos 26 90-109. Recuperado de www.enfoqueseducativos.es/enfoques/enfoques_26.pdf


Nubiola, J. & Sierra, B. (2001). La recepción de Dewey en España y Latioamérica. Utopía y Praxis Latinoamericana Año 6. Nº13 107-119. Recuperado de www.unav.es/users/Articulo55.pdf

MONTESSORI Y LA PEDAGOGÍA CIENTÍFICA


El método Montessori, basado en una pedagogía científica, fue fundado en 1907 por María Montessori, pedagoga relevante dentro de la Escuela Nueva, a partir de la “Casa de los niños” en Italia; llegando a España en 1934 con la creación de la primera escuela Montessori. Supuso una gran renovación en los métodos pedagógicos de principios del siglo XX.


El método Montessori propone conocer plenamente a los niños y respetar su proceso de desarrollo, siendo la educación un acompañante en la vida. Su metodología presenta muchas ventajas, que deberíamos recuperar, respecto al método de enseñanza tradicional: el alumno es autodidacta, el docente actúa de guía para el aprendizaje ya que la plena implicación del adulto supone un declive en el desarrollo; la participación activa del alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje; los grupos con alumnos de distintas edades; la importancia de las estructuras cognoscitivas frente al conocimiento memorizado; el alumno tiene la opción de escoger que trabajar según su interés y habilidad frente a la actual estructura curricular poco enfocada al interés del alumno;  el alumno dispone del tiempo que quiera para realizar la tarea; las aulas no convencionales donde la utilización del material favorece el desarrollo sensorial, la curiosidad, la imaginación; el alumno marca la velocidad a la que aprende frente a la instrucción fijada por la norma del grupo o profesor; la capacidad del alumno de auto-corregirse, si el alumno se equivoca no será castigado debido a que la equivocación forma parte del aprendizaje; el lugar de trabajo del alumno depende de la comodidad con la que pueda desarrollar su trabajo; se respeta y valora el logro de cada alumno en su momento y ritmo oportuno frente a la competencia entre compañeros y se potencia la educación según las necesidades de las personas y no según el sistema dicta.

sábado, 22 de noviembre de 2014

EL KRAUSISMO EN ESPAÑA. PRINCIPIOS TEÓRICOS Y SEGUIDORES.


El krausismo llega a España en el S.XIX de la mano de Julián Sanz del Río inspirado por la filosofía del alemán Karl Christian Friedrich Krause. Es en este contexto cuando se crea la Institución Libre de Enseñanza (1876-1936), de la mano de Francisco Giner de los Ríos, iniciativa pedagógica que contribuyó a la regeneración y modernización de la sociedad. España se encontraba en una situación en la que un 75% de la población era analfabeta, con fuerte control eclesiástico. La aparición del krausismo en España fue fundamental para comenzar unas reformas educativas y sociales, consiguiendo que la educación llegara a las clases populares. La ILE fue uno de los primeros centros de educación progresiva; existía la libertad de cátedra y el abandono de ajustar la enseñanza a cualquier dogma oficial. Surgía así un hombre capaz de enfrentarse a la situación del país, fuertemente degradada, superarla y potenciar un nuevo modelo más humano y racional.


La actual situación de la enseñanza en España muestra un desfase, bastantes de cuyas deficiencias fueron superadas con esta doctrina. Deberíamos retomar muchos de los principios de este modelo. Principios como la educación activa, donde la labor de los educadores es estimular la curiosidad intelectual, motivar al alumno para que reflexione por sí mismo y desarrolle capacidad crítica; la coeducación; el proceso gradual de la educación; el contacto alumno-naturaleza mediante clases más prácticas; la literatura y las artes con vistas a desarrollar la capacidad creativa y crítica de los estudiantes y no como inamovibles; el respeto a las ideas de cada individuo y el derecho a ser escuchado; el rechazo a los exámenes por la falsa competitividad que crean; la limitación de los alumnos por aula; el rechazo del sistema memorista ya que no se trata de instruir con sistemas acumulativos sino de fomentar la libertad a la individualidad de la persona.