Tras las últimas declaraciones del Ministro de
Educación afirmando que “La Educación Artística distrae de las demás
asignaturas” y la implantación de la LOMCE reduciendo el número de horas
lectivas de la asignatura de Educación Plástica y Visual, eliminando su
obligatoriedad en el tercer curso y dejando de ser obligatoria en primaria, nos
encontramos con un panorama poco esperanzador. A esto hemos de sumar que algunos
de los propios profesores que imparten la asignatura de Educación Plástica y
Visual y muchos alumnos la consideran como una asignatura “maría”.
Es evidente que existe una desafortunada
división entre las ciencias y la cultura o las artes. Existe una jerarquía de
asignaturas en las escuelas: arriba la lengua, las matemáticas y las ciencias.
Le siguen las humanidades y debajo las disciplinas artísticas. El motivo de
esta jerarquía es económico: se cree que las asignaturas que están más arriba
son más relevantes para el mundo laboral. Se piensa que las disciplinas
artísticas están bien para entretenerse pero no son importantes para la
economía, ya que se asocian a los sentimientos y la expresión personal. La
creatividad ha pasado a asociarse con lo artístico y no con lo científico
porque se cree que la creatividad tiene que ver con la expresión individual de
las ideas.
Si dejamos que siga ocurriendo esto las
generaciones futuras crecerán en un mundo donde la educación artística esté
cada vez menos valorada, hasta el punto que ni sea considerada en las escuelas.
El problema base proviene de que el sistema
educativo está en manos de políticos en lugar de ser regulado por educadores. La
sociedad y la política actual se basan en la economía y no en la
sociabilización. Vivimos en una sociedad en la que, tristemente, el gobierno
desea crear personas rutinarias, poco propensas al cambio, frente a la
posibilidad de crear personas inteligentes, con espíritu crítico, ya que éstas
son capaces de pensar por sí mismas, de cambiar la sociedad y es algo que no
beneficia al gobierno. En definitiva, no interesan los cambios hacia una
educación comprometida con una sociedad más justa e igualitaria.
La sociedad está cambiando a una gran velocidad
y la educación no da respuesta a estos cambios. Ahora se nos exigen unas
habilidades que no se nos exigían en la era industrial. Debemos formar a alumnos
como personas críticas, reflexivas, creativas y motivadas capaces de afrontar
los problemas reales de la sociedad actual. El trabajo en equipo, la autonomía o
la creatividad son habilidades y herramientas necesarias para el desarrollo de
cualquier trabajo en el futuro. La sociedad necesita afrontar nuevos retos y,
para ello, requiere de gente motivada, creativa y variada. Y es aquí donde las
artes juegan un papel crucial: la educación artística es un vehículo de
conocimiento y de expresión.
Actualmente la escuela, sumergida en una
educación tradicional sometida a los resultados académicos con el objetivo de
aprobar el PISA, bombardea a los alumnos con conocimientos e información. Pero
no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, que los niños no tienen que esperar
a que les enseñemos cosas sino que aprenden unos de otros y por Internet.
Aprenden más por sí mismos que en el aula. Esto lleva a que es más importante formar a alumnos que sepan buscar esa información y filtrarla para ser capaces
de dar respuesta a los problemas que se les plantean. Es trabajo de los
docentes cambiar el modo de enseñar a los alumnos. Se necesita trabajar en una
educación donde el alumno tome un papel activo en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, de manera que sea capaz de aprender de manera individual
o cooperativa. Para ello se necesitan docentes implicados con su trabajo,
dispuestos a reciclarse periódicamente e ir ampliando sus conocimientos de
manera continua.
Por otro lado, es en la adolescencia cuando el
alumnado empieza a tener miedo a equivocarse, muchos de ellos incluso abandonan
el dibujo. Esto es conducido por el propio sistema quien les va enseñando que
el error existe y que deben avergonzarse de él. Hay que trabajar en potenciar
la creatividad y quitar este miedo y para ello se necesitan horas de docencia
destinadas a la educación artística. Las artes son una gran influencia en la
sociedad, vivimos en un mundo rodeado de imágenes y la educación no puede
quedarse al margen de esto. Hemos de ser conscientes que la base de la
sociedad, el progreso y el cambio está en las aulas, y que es ahí desde donde
se debe comenzar a actuar.