domingo, 1 de febrero de 2015
LAS COMUNIDADES DE APRENDIZAJE. CONCEPTOS Y PRINCIPIOS BÁSICOS
En la actual Sociedad del
Conocimiento la educación se ha convertido en clave para la promoción y la
inclusión social de todos y todas. Es necesario desarrollar modelos educativos
que faciliten a todas las personas el acceso a las nuevas habilidades y competencias
necesarias para hacer frente de forma crítica a los rápidos cambios sociales
que se están produciendo. (Elboj & Oliver, 2003, p.92).
La
sociedad actual está experimentando grandes cambios a nivel de conocimientos,
habilidades y actitudes necesarias para poder vivir y desarrollarse personal y
socialmente. Es sistema escolar debe evolucionar al mismo ritmo, es por ello
que debe revisar sus metas para ser capaz de responder al reto social, cultural
y laboral de la sociedad en la que se inserta. También ha de considerar que no todos
los niños o niñas aprenden igual y ha de estudiar qué medios son los más
adecuados para promover el aprendizaje según el tipo de alumnado, teniendo en
cuenta sus actitudes y capacidades y evitando afectar a su evolución personal.
Por otro lado, no todos los contextos culturales son iguales, hecho que hace
necesario pensar en términos de planificación de la enseñanza desde los
centros.
Dentro
del marco de la Sociedad de la Información surgen las Comunidades de
Aprendizaje, un proyecto de transformación social y cultural de centros
educativos que tiene como finalidad la superación del fracaso escolar, la
igualdad educativa y la eliminación de conflictos mediante una educación de
calidad. El objetivo de estas comunidades es combatir las situaciones de
desigualdad en las que se encuentran muchas personas en riesgo de exclusión
social; es decir, conseguir que ningún niño o niña quede marginado por la
procedencia de su clase social, etnia, estatus económico, género, etc. Todos los
niños y niñas tienen derecho a una educación que no les condene desde su
infancia a no completar el bachillerato, así como a no poder acceder a un lugar
de trabajo digno. Esto es posible mediante un cambio en la práctica educativa.
Partiendo
de la pedagogía crítica, se trata de construir una sociedad desde la conciencia
de los problemas sociales que se viven a diario y afectan de manera directa e
indirecta a las aulas de clase y crear seres sociales activos, críticos y
pensantes de la sociedad en la que están sumergidos.
Teniendo
en cuenta que todas las personas que forman parte del entorno del alumno
influyen en su aprendizaje, se crean comunidades de personas que aprenden
conjuntamente unas de otras. Para ello implican al profesorado, familiares,
amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y
organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias, etc.
El
principio fundamental en que se basan las Comunidades de Aprendizaje es el
aprendizaje dialógico, heredado de Paulo Freire, un diálogo igualitario
mediante grupos interactivos donde las diferentes aportaciones son consideradas
en función de la validez de sus argumentos y no por la imposición de un saber
culturalmente hegemónico con una relación autoritaria y jerárquica donde el
docente determina lo que es necesario aprender y marca contenido y ritmos de
aprendizaje.
En los
grupos interactivos no se excluye a nadie, no se saca a nadie del aula, ni del
centro y, asumiendo que el profesorado solo no puede con todos los chicos y
chicas, se meten en el aula todos los recursos que se necesitan para que los
niños y las niñas aprendan y desaparezcan los problemas de fracaso y conflicto.
Las personas que entran en el aula no son sólo profesores sino, como hemos
comentado anteriormente, familiares de los niños y niñas, profesores jubilados,
voluntariado, etc. tantas personas como sean necesarias para que nadie se quede
rezagado en el aprendizaje y para que todos y todas convivan desde pequeños/as
de forma solidaria.
Cuando
se agrupan a los niños y niñas por niveles o ritmos se producen varios efectos.
El primero es el etiquetado de los niños y niñas que son considerados más
lentos con sus consiguientes bajas expectativas y la descalificación del resto
de alumnado y la comunidad. La brecha entre los niños más rápidos y más lentos
se agranda año tras año. En los grupos interactivos la competitividad es
sustituida por la solidaridad. Las niñas y los niños no son etiquetados por sus
ritmos, sino mezclados en equipos donde se ayudan mutuamente y reciben la ayuda
de una persona adulta por grupo.
Con
las Comunidades de Aprendizaje, se crean grupos heterogéneos, de distintas
edades, grupos trabajando juntos, donde no se distingue al docente del alumnado.
En muchas ocasiones son los propios alumnos y alumnas los que explican a los
demás, aspecto realmente positivo porque está demostrado que aprendes más
cuando explicas algo que cuando te lo explican.
Las
escuelas tienen que ser lugar de formación para toda la comunidad. En la
sociedad de la información, el aprendizaje depende cada vez menos de lo que
ocurre en el aula y cada vez más de la correlación de lo que ocurre en el aula
y lo que ocurre en la calle. Hay que combinar lo uno con lo otro.
Otros
principios en los que se basan las Comunidades de Aprendizaje son: el fomento
de altas expectativas; el desarrollo de la autoestima y la evaluación continua
e individualizada, de modo que se puede ir reorientando el trabajo de forma
continua y sistemática.
Los
resultados que se obtienen son realmente buenos: incremento de los aprendizajes
instrumentales y de la motivación; reducción de los conflictos en el aula;
mayor dedicación a actividades de aprendizaje; fomento de las relaciones de
solidaridad y tolerancia hacia la diversidad; transformación de las expectativas
académicas y profesionales, así como la transformación de las relaciones
escuela-comunidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Elboj,
C. & Oliver, E. (2003). Las comunidades de aprendizaje: Un modelo de
educación dialógica en la sociedad del conocimiento. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 17(3).
(pp. 91-103). Disponible en http://aufop.com/aufop/uploaded_files/articulos/1219347435.pdf
Flecha,
R. & Puigvert, L. Las comunidades de aprendizaje: Una apuesta por la
igualdad educativa. Barcelona: Universidad de Barcelona. Disponible en https://www.innova.uned.es/webpages/educalia/las_comunidades_de_aprendizaje_una_apuesta_por_la_igualdad_educativa.pdf?
Racionero,
S. & Serradell, O. (2005). Antecedentes de las comunidades de aprendizaje. Educar 35. (pp. 29-39). Disponible en http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=342130824003
Etiquetas:
aprendizaje dialógico,
Comunidades de Aprendizaje,
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pedagogía crítica,
Sociedad del Conocimiento
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